domingo, 11 de agosto de 2019

Texas


  • Cuando pensamos en Texas, siempre evocamos sombreros, rodeos y gente comiendo chilli. Texas es un estado extenso, con mucha riqueza, ¿No nos lo evidencia Rich Texan de los Simpsons?, a mí siempre me gustó Texas. Pero hoy la sangre tiñe su nombre, no puedo evitar estrujarme por los eventos acontecidos, un shooting escabroso que nos da repeluznos. Y es que la sociedad y los diarios mismos no nos lo permiten olvidar, no lo queremos olvidar. El suceso nos abrió muchas incógnitas, una marejada de dudas, ¿Cuánto de político hay en la tragedia? ¿Cuánto de maniobra por votos o una imagen?, las suspicacias más abyectas nos roen ante una situación precisamente abyecta. El chico tenía la mirada tranquila, sí, Patrick Crusius no era un loco como se ha querido hacer creer desde la presidencia, ¿Es realmente un hombre enajenado por una ideología proliferada desde el pináculo? No lo creo, yo bocaza intuyo un as, el 2020 me dará la respuesta. Texas, la siempre alegre, llora hoy, desde corazones latinos y no, que la sensibilización es una prerrogativa que nos podemos dar todos lo humanos. La matanza de humanos nunca nos deja indolentes, más cuando los móviles son tan obtusos, es imposible no asociar esto con el holocausto judío, así comenzó todo, con transgresiones humanas que paulatinamente se fueron permitiendo y normalizando, porque lo seres pensantes, los intelectuales guardaron silencio, se dejó que gobernasen las bestias. Y la efigie que maquinaba todo era otrora de cabellos negros y ojos azules, hoy es rubio... e igual de indiferente.

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