ZOLA ERA UN ESCRITOR PROLÍFICO
Una vida daría para leer todos y cada uno de los libros de Émile Zola, y entenderlos por supuesto, desde que este autor descubrió su vocación de escritor, había flirteado con el periodismo y la medicina, en una época muy temprana de su vida, no cesó en escribir, y por lo menos dos libros publicaba por año, una cifra récord, entonces y ahora. Sus libros siempre tenían esa maravillosa impronta de haberse realizado con mucho cuidado y esmero y sobre todo como un panfleto o panegírico de lo que en verdad pensaba el autor, es decir, siempre intentaba entremezclar su literatura con su filosofía de vida, con aquello en lo que más profundamente creía, y no hablando sobre convicciones las que tienen un alto contenido valorativo, sino más bien como científico, ese que no eclosionó del todo en Zola pero que pervivió en él y que nunca descansó sino hasta dar manifestaciones, por supuesto que nunca se dijo así mismo que lo era ni se intentó plantar ante el público como tal, como equívocamente lo hizo Goethe, con tendencia particularmente a la psicología, las ciencias sociales y no menos importante la medicina y biología, él fue el adalid del naturalismo una corriente que en sus tiempos y actualmente marcaron la historia de la Literatura. ¿Qué leer entonces de su ingente obra? Para no divagar, recomendaría algunos de los libros de su gran colección de Les Rougon Mcquard, La bestia humana, la cual evidentemente es una obra que aporta una nueva visión de la Literatura criminológica, o como llamamos noir o negra, muy inteligente y fluida, bastante bella en las descripciones de los personajes, y como buen escritor francés con un exitoso detalle de los escenarios, pero especialmente de las pasiones, lo que también le viene de su herencia francesa, el saber transmitir esos vuelcos del alma, para lo cual se ha de tener ligera agudeza y aguzar el entendimiento para captar los inmensos mensajes que dado la brevedad de los escritos, que no le alcanzan ni 500 páginas para decir lo que contiene su mente en sabiduría naturalista, transmite, una y otra vez nos muestra los sentimientos como los grandes móviles humanos, lo cual es a su decir lo que ocurre en la realidad, en el día a día, lo cual es cierto, aún en los juzgados, especialmente los americanos, se presta mucha atención a los sentimientos y sobre todo las condiciones de vida de quién actuó en el delito y bajo esto eliminar, atenuar o agravar la pena, sin embargo, la mente humana y su sentir son más complejos que eso pues por extraño que parezca el humano sí puede desarrollar presupuestos y condiciones emocionales que le hacen aún con la carga emotiva frenar acciones que se consideran moral y jurídicamente impropias, por supuesto que para ello el perspicaz Zola tendrá por decir que aquellos que tienen una buena predisposición moral, como por ejemplo Kant quien llevó siempre una vida púdica y se metería la mano al fuego por él en cuestiones de moralidad personal, al menos yo lo haría, tuvieron como antecedente un pasado "propicio" es decir sin grandes sobresaltos o cuestiones de eminente traumatismo emocional, lo cual es un argumento fuerte, y bastaría con encontrar a un individuo que haya sufrido condiciones demasiado adversas y se restableciese para dirimirlo, y no respecto a la pobreza la cual aparentemente el cerebro si puede soportar, sino adversidades emocionales y perturbadoras como un ultraje a una edad muy corta, abuso sexual y físico, un ejemplo de tal suerte que en la continuación de su vida se repusiese y pudiese seguir una vida no solo normal sino altamente moral y de convicciones, para lo que no se ha hecho público ningún caso, sería un argumento en extremo experimental y satisfactorio para debatir el pensamiento de Zola. A esto nos somete Zola, a pensar, a dejar el debate sobre la mesa y más que para tertulia, a dedicarle varias horas a la cavilación, ¿Sería posible que alguien que tuvo un pasado tenebroso,como Séverine en esta novela, pudiese tener un presente y futuro no tenebroso, presuponiendo que el destino en la edad adulta se forma individualmente, pero cuyo antecedente fue accidental? Para Zola la respuesta es simple, No, él diría que esto no es posible, que aquellos que sufrieron cosas tan traumáticas como uno o varios ultrajes en una edad decisiva como la infancia presentarán en su adultez cambios de comportamiento radicales pasmosos que pueden ir desde al asesinato serial, pasando por la homosexualidad, la concupiscencia y terminando por el suicido, todas estas cuestiones se han visto como respuesta real a ese hecho traumático, incluso no hay autor que no utilice este recurso para fortalecer la locura de sus personajes homicidas seriales en sus novelas Thriller. Sin embargo, como dije, la mente humana y su sentir son demasiado complejos, por lo que ni Fromm ni Freud se sentirían demasiado satisfechos con una respuesta escueta, pues incluso en el humano puede obrar la "enajenación" es decir que no se ha experimentado una educación infantil demasiado rigurosa tal que se prepare a la mente humana para soportar con bastante estoicismo hasta ese tipo de adversidades.
Pero para conocer al Zola más literato y filósofo, sobre el científico y naturalista, recomendaría ampliamente La Taberna, una novela, que aunque igualmente trasluce el naturalismo, lo hace en menor medida, y para el que se imprimió la comedia sea de forma involuntaria, la protagonista es Gervaise, una chica renca, conocida por su cuñada de su segundo matrimonio como bambam, la vida de Gervaise es muy desdichada tras el abandono de su primer esposo, desde ese evento se desatan varias condiciones que la convertirán en una alcohólica; la novela es hermosamente detallada y como mencionara el mismo Zola en su prólogo "A ciencia cierta, «La Taberna» es el más casto de mis libros." la novela es desarrollada en el estilo francés del siglo XIX y aunque fue acribillada en su tiempo por el uso de lenguaje muy sencillo y popular en los diálogos, el mismo Zola defiende su obra en su prólogo " Mi crimen consiste en haber tenido la curiosidad literaria de
reunir y hacer fluir en un molde bien trabajado el lenguaje popular. ¡Ah, la
forma, he ahí el gran crimen! Sin embargo, existen diccionarios de este
lenguaje y hay escritores que lo estudian y gozan con su vigor y con lo
imprevisto de la fuerza de sus imágenes. Además, constituye un regalo
para los gramáticos investigadores. Pero no importa, nadie ha entrevisto
que mi deseo consiste en hacer un trabajo puramente filológico, que a mi
parecer es de gran interés histórico y social.". Esta obra es un must literario para conocer a Zola, no siendo principiante en su lectura sino en general, siendo para mí su real obra maestra.
Y por último, una de las obras más dignas de recomendar es Lourdes, de la trilogía Las tres ciudades, un gran libro donde se narran las dudas y la poca fe que había en la población de ese tiempo.
Las obras de Zola fueron eminentemente populares en el sentido de que sus personajes tuviesen siempre como condiciones un mundo popular y de escasos recursos, sin embargo, esto no les quita mérito ni sensibilidad tal como refiere Zola en el prólogo de la Taberna:
"Y ésta
es una obra verídica, el primer estudio sobre el pueblo, que no miente, y
que lleva el olor de ese pueblo. En ella no se puede concebir que el pueblo
entero sea malvado, pues mis personajes no son malos, sino sólo
ignorantes e influenciados por el ambiente de rudo trabajo y de miseria en que viven.".
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